domingo, 22 de junio de 2014

Chile, el mundial y los no tan chilenos




Como muchos lo hemos notado, cada cuatro años comienza una fiesta futbolera en la que muchos de ustedes y nosotros, nos unimos para corear y procurar entonar lo mejor que nos salga el nombre de Chile en otras latitudes del globo. Pero lo que más me llama la atención, y que sin duda alguna es causada por el fervor del momento, es aquella unión que se genera “a nivel país” cuando la selección de fútbol juega. Y digamos, todos andamos más alegres, parecemos más respetuosos, e incluso nos andamos abrazando con carabineros. Pero todo eso termina, claro, cuando el evento mundialista claudica. 

Y es que quisiera hacer un hincapié en esta unión, que por mucho hace alusión a evadir nuestras diferencias, éstas vuelven para marcar la distancia que tanto mal nos hace a la hora de mirarnos el apellido. Pues ayer no solamente marcaron los Sánchez, los Aránguis, los Vargas o los Pinilla, sino que también lo hicieron los Beausejour, que además queridos amigos, es un Beausejour Coliqueo, el chileno-haitiano-mapuche que representa las esperanzas de todo un país. El mismo país, el mismo Chile de aquellos no-tan-chilenos, de esos que han sido mirados en menos cuando han procurado hacerse valer en estas leyes; el país de aquellos que son desplazados por el color de piel, por las costumbres, e incluso sus creencias.No pretendo que estos escritos parezcan algo nacionalistas, pero si algo bueno encontré en esto del deporte para/con nuestra gente, es que al menos ahí sabemos perdonar. U olvidar nuestras diferencias.



Ayer marcó nuestra gente; ayer se abrazó nuestra gente.



Por Fabián Domínguez