sábado, 5 de julio de 2014

Tomas, paros y marchas: la larga lucha por la educación.











Vengo de la generación del 2005, esa que vio un año después como algunos ex-compañeros de colegio, se tomaban los establecimientos educacionales, para hacerse parte de la llamada “Revolución Pinguina”, ¿Sus demandas?, eliminar LA LOCE, la desmunicipalización, calidad, PSU y pase escolar gratis, entre otras cosas. No le voy a mentir, hasta antes de entrar a la universidad, no me interesaba el tema, venia de un colegio particular subvencionado, y pase directo a universidad privada. Usted dirá, ha claro, el camino fácil, pues no, me fui becada. Nunca me llamo la atención entrar a una estatal, ¿la verdad?, siempre me han dado alergia ese aire de superioridad que expelen.
Mientras unos dormían en el colegio, yo estaba en un “paro cultural”, ni pensar en salir a marchar, o tomarse la U, -yo creo que nos hubiesen echado-. Mientras tanto, colegios particulares, subvencionados y municipales, respaldados por los universitarios, se paralizaban por la educación con tomas y marchas a lo largo de todo Chile.

Claramente desde la vereda de la ignorancia, en el tema de la educación, la LOCE y la reforma educacional, me llamaba mucho la atención, la raíz de este movimiento. La llamada “Revolución Pinguina”, reclamaba, y exigía, algo muy básico, ellos querían CALIDAD, la gran falencia histórica de la educación en Chilena.

“Calidad”, seamos sinceros, ¿Alguien se había cuestionado la calidad educacional, antes de esta revolución?, -NO-, y no es menor el tema, el punto, es que siento que por muchos años, viví y vivimos en una burbuja, donde nos metieron el dedo en la boca. Después de mucho leer en aquellos años, entendí y comprendí que con la educación no se juega, y tuve que pasar por la desagradable situación de dejar de estudiar por plata, para entenderlo, y no, no fue agradable. 

La revolución pinguina, consiguió muchas cosas, pero como cualquier movimiento social, término quebrada, y la entonces hoy nuevamente presidenta Bachelet, prometió todo y más, uso el corrector, y sobre ella escribieron la misma mierda, el papel como siempre aguantaba mucho.

En el 2011, volví a estudiar, y por esas casualidades de la vida, me tope con otro movimiento social, también liderado por jóvenes, esta vez los universitarios sacaban la voz, y salían a las calles, la lucha central seria la gratuidad y calidad de la educación superior. Esta vez, con un criterio más formado, y teniendo claro, los pro y contra de todo, entendía, y me hacia parte de esta lucha.
Al igual que en 2006, el movimiento, mes a mes tomaría más y más fuerza, esta vez, no solo los secundarios, y los universitarios, saldrían a las marchar, lo harían las familias. No era raro ver a niños de pequeños con carteles alusivos a su futuro, a abuelos dando gracias, por la valentía de sus nietos, el movimiento tubo la capacidad de unir transversalmente a todos, y movilizar a un país completo, logrando marcar pauta a nivel mundial.

Rostros como Vallejos y Jackson, en ese entonces voceros de la CONFECH, con voz clara y firmen se enfrentaban e, interpelaban al ministro de educación, y al gobierno de turno, en todos los temas educaciones, la discusión era clara, los altos aranceles de las carreras, tienen a los estudiantes, ya con una deuda millonaria con el estado. En términos reales, se estudia 5 años, y se pagan 15, con un CAE, de 6%. Negocio redondo para ellos, no para nosotros.  

Era normal ver cada jueves un sin fin de gente marchando por la Alameda por lo menos una vez al mes. Todo muy lindo, muy colorido, bailes, carteles, intervenciones, y delante de esta, jóvenes con la bandera de la gratuidad en la educación. Lamentablemente cada jueves también, al finalizar cada marchar, una turba de jóvenes encapuchados, se tomaba las calles, para hacer destrozos, según ellos por la educación. Quemaron autos, rompieron señaleticas, lanzaban piedras a quemar ropa, su lucha más bien parecía contra el mundo, y cada marcha lo era con carabineros. Usted conoce mejor que nadie como eran esos días, y en que terminaron varios hechos de violencia, los accidentes en las tomas y la fuerza excesiva por parte de carabineros en los desalojos, mostrándonos la otra cara de las tomas con los daños materiales. Otro de los puntos negros de este movimiento. Si bien se logró bajar el CAE del 6 al 2%, el entonces gobierno de Sebastián Piñera se comprometía a ampliar las becas, y con ello a cambiar el sistema de entrega, asegurando igualdad para todos, de calidad y gratuidad ni hablar.

A la fecha, 2014, han pasado 7 años aprox, y la lucha parece continuar, si bien se discute el tema de la gratuidad y se anhela poner en funcionamiento la gran reforma educacional, el movimiento estudiantil se ha ido desgastando con el tiempo, los jóvenes cambian, y si bien las ideas se renuevan, la fuerza ya no es la misma, y lamentablemente se ha ido perdiendo el foco y el tema de discusión. Hoy solo importa cuando daño se le hizo al liceo emblemático y cuanto destrozo hubo en la calle después de cada marcha en los medios, perdiendo todo tipo de validez la lucha y el leitmotiv de esto. Han pasado 7 años, y siguen compañeros luchando en las calles, tomándose los liceos -y yo me pregunto-, ¿para qué?, y ojo, no llamo a tirar la toalla, quiero buscarle un sentido a todo esto, donde he visto y escuchado de todo, creo que la invitación es a buscar otro forma de manifestarse para reactivar el foco de discusión, que es la educación de calidad para todos, en un futuro lejano, quiero que mi hijo entre a la universidad, que estudie tranquilo y salga para vivir y trabajar para él, NO para pagarle al gobierno.


Por Tamara Maldonado @Tamaxan