lunes, 18 de agosto de 2014

Robin Williams: un paso a la eutanasia



Por esas cosas de la vida y la vejez, días atrás había hablado con mi abuela sobre la felicidad y nuestro destino en la vida, entre otras cosas; pues entonces sucede el deceso de Robin Williams, un suicidio prácticamente inesperado para una persona como él, que dicen que tan lleno de alegría y felicidad no tendría por qué haber hecho lo que hizo. O quizás no así.

Pero no quiero volver y analizar lo que fue la vida y obra de este gran artista, porque quizás ustedes ya la habrán leído o visto por ahí en alguna otra parte. No es tan necesario. Lo que sí, y lo que me vino llamando la atención desde aquella conversación con mi abuela, es el tema de la “obligación moral” de vivir porque así tiene que ser, puesto que todo orden social nos hace sentir mal de pensar lo contrario. Por lo que también, está demás hablar del cómo nos educan para poder desarrollarnos, y así ir adquiriendo ocupaciones que nos alejen de todo pensamiento referido a la muerte misma como una cercana solución a todos los problemas terrenales que el mismo estilo de vida nos da. Quizás algo está mal. Pero volviendo un poco lo que es Robin Williams y su muerte, las motivaciones quizás estaban tan claras como los mismos desordenes emocionales que puede tener cualquier persona excesivamente creativa que odia de una u otra manera la soledad.

Entonces, si sigo con la consigna de conversación que tuve con mi abuela hace unos días, me vuelvo a preguntar ¿cuál es realmente nuestro objetivo en la vida?. Claro, eso se descubre en la medida que vamos viviendo y avanzando en materias que más nos interesan, pero de haber cumplido todo eso ¿será necesario seguir viviendo si ya cumpliste todos tus anhelos y sueños?. Robin fue un grande, y quizás cumplió con esto último, el mayor de sus deseos: ser recordado como el grande que es. Tanto así porque la noticia fue abrupta y nos quedaremos con el mismo impacto de aquellos que también se fueron por medio de su propia eutanasia.

Al final con mi abuela seguimos hablando del concepto de “pasar a mejor vida”, cuando ésta ya se comienza a hacer algo fatídica y difícil de conllevar tanto para nosotros, como para los que están a nuestro alrededor. Y como dijo el bueno de Barney (de Los Simpsons): “no me lloren que ya estoy muerto”, porque lo que viviré, lo viviré con ustedes; y si muero, será en el día en que deje de hacer esas cosas que me encantaban hacer con ustedes.

Eutanasia, la vida para los que no han de morir conmigo.

por Fabián Domínguez @asfdominguez